La primera de ellas es terminar con la burocracia, especialmente en el programa Chile Emprende, el cual se reparte en nueve ministerios. "Esta forma de trabajo impide tener una autoridad y un objetivo común", aseguraron, agregando que se deben instalar metodologías que evalúen las entregas de recursos, para ver si están acorde con la productividad.
Los créditos
En Chile no está autorizado el cobro de un préstamo que exceda de 1,5 veces el interés promedio por categoría. Esta situación excluye del mercado, de manera casi automática, a las empresas más pequeñas, ya que no cuentan con los recursos para entregar esa garantía.
En el centro de investigación, proponen eliminar la tasa máxima para cualquier persona jurídica. La idea es dejar actuar a aquellos que quieran correr más riesgos, sobre todo a los propietarios de firmas emergentes.
Emprender y desertar
En nuestro país se requieren nueve procedimientos para empezar un nuevo negocio. Traduciendo en tiempo y costo, significa 27 días y 8,6% del ingreso per cápita. Y a su vez, cerrar una firma demora casi cinco años. Una realidad que proponen cambiar de la siguiente manera:
Utilizar sólo el RUT en el Servicio de Impuestos Internos para crear una empresa. Hecho esto, una oficina estatal se puede hacer cargo de hacer todos los trámites para que el dueño oficialice su gestión. "La normativa se aplicaría para los negocios sin historial, por los primeros nueve meses", dijeron.
Sin duda es una buena noticia que, dentro del atípico ambiente que hay en la política, se incluya a las empresas de menor tamaño, las cuales representan- suena majadero decirlo, pero nunca está demás- aproximadamente el 99% de las firmas existentes en el país