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Los negocios familiares indígenas de la Región de Arica y Parinacota lograron concretar su primera exportación de fibra de alpaca a Argentina, a través de la Sociedad Ganadera Aymara Surire.

La iniciativa que permite a estas familias expandir su negocio y profesionalizarlo, es financiada por la Fundación para la Innovación Agraria, FIA y su objetivo es fomentar la asociatividad entre los productores de fibra de vicuña, alpaca y llama de la zona, para contribuir al desarrollo productivo del recurso camélido. La inversión total asciende a $ 75.424.499.

Esta exportación de fibra de alpaca realizada a fines del 2018, se suma a las de fibra de vicuña, la que ha reportado ingresos cercanos a los US$220.000 ($107.846.200) entre 2012 y 2018.

Proveedores para el mundo

La Sociedad Ganadera Ayma Surire, firma que administra el negocio de las exportaciones y agrupa a los productores indígenas, cuenta con una cartera de 25 clientes, entre los que figuran empresas italianas, inglesas y alemanas, pero ha sido Pelama Chubut S.A. de Argentina la que ha mostrado mayor interés, ya que las producción de los emprendedores chilenos es la materia prima para su fábrica de paños, lo que son posteriormente enviados al extranjero.

"Esto nos demuestra que en el altiplano chileno existe una oportunidad clara para desarrollar un negocio innovador, el cual también debe aprovechar la buena situación zoosanitaria de nuestro país", afirma, el director ejecutivo de FIA.

La coordinadora general de Aymara Surire, explica el positivo escenario mundial para estos productos, cuyos precios en el mercado internacional fluctúan entre los US$ 6,5 ($3186.365) (lana blanca) y US$ 5,5 ($2696.155) (lana color).

Para seguir aprovechando estas ventajas, Castro agrega que una de las metas de la sociedad es "instalar una unidad que gestione en forma productiva y comercial la fibra que obtienen los productores para buscarles un poder comprador y exportarla. Este trabajo también hará posible integrar entidades públicas y privadas con los microempresarios nortinos".

Y en este último punto han estado trabajando. Ya hay 60 familias aymaras de las comunas de Putre y General Lagos que se benefician de la venta de fibra.

"La asociatividad la logramos realizando actividades de sensibilización y difusión del proyecto, con la finalidad de captar a otras unidades productoras", señaló Castro.

Pequeños, pero con calidad

Estos pequeños productores aymaras no quieren arriesgar su nueva fuente de ingreso y están en constante preocupación por cumplir con las exigencias de los mercados internacionales.

Estos han exigido estandarizar las competencias técnicas de los productos indígenas para el manejo, limpieza y clasificación de la fibra, con la finalidad de ofrecer lana de igual característica y calidad.

En el caso de la fibra de alpaca, es necesario separarla en distintos colores y procesarla como hilo para exportarla. Hasta hace poco tiempo, estos envíos se hacían informalmente a través de los pasos fronterizos.

Los procesos de manejo de animales y su esquila es vigilado por el Servicio Agrícola Ganadero (SAG), lo que da valor agregado a sus productos.

La coordinación público-privada en el cuidado de camélidos es constante, porque el encadenamiento productivo-comercial obliga a que las familias aymaras tengan sus permisos sanitarios correspondientes.

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